Fernanda Montes Romo.
El día de hoy, la Universidad Autónoma de Sinaloa volvió a escribir una página imborrable en su historia. Desde las primeras horas de la mañana, miles de universitarios, académicos, trabajadores y directivos, se dieron cita en las urnas instaladas en todos los rincones del estado para participar en la gran consulta universitaria sobre la reingeniería integral, un proceso emanado de la política nacional de educación impulsada por el Gobierno Federal, respaldado por el Gobierno del Estado y avalado por el Honorable Consejo Universitario.
Lo que se vivió hoy no fue un ejercicio ordinario: fue una demostración extraordinaria de conciencia universitaria, de compromiso con el futuro y de amor por nuestra Alma Mater. Las y los universitarios salieron a ejercer su derecho con orgullo, con sentido de pertenencia y con la firme convicción de que la UAS solo puede avanzar si se mantiene unida.
Cada voto emitido representó una voz que dice “sí” al futuro, “sí” a la responsabilidad colectiva y “sí” a la construcción de una universidad con estabilidad, justicia y visión. Fue un día donde la comunidad universitaria decidió mirar hacia adelante, dejar atrás las diferencias y pensar más allá del interés personal, para fortalecer lo que realmente importa: el bienestar de todos los universitarios y la viabilidad de la institución que tanto ha dado a Sinaloa y a México.
Este respaldo mayoritario no es para una persona o un grupo: es un respaldo a un proyecto institucional, a una visión que busca garantizar certeza financiera, preservar los derechos laborales y asegurar que las próximas generaciones encuentren en la Universidad Autónoma de Sinaloa una casa sólida, estable y capaz de seguir cumpliendo con su noble misión educativa y social.
El rector doctor Jesús Madueña Molina fue testigo y protagonista de esta jornada democrática sin precedentes. Hoy, no solo lleva en sus manos los resultados de una consulta; lleva consigo la voz, la confianza y la esperanza de toda una comunidad que lo respalda para acudir a la Ciudad de México, donde buscará acuerdos que aseguren un subsidio justo y la consolidación de la jubilación dinámica, piedra angular para el equilibrio financiero de la universidad.
Mientras tanto, quienes durante años apostaron al divisionismo y al caos comprobaron, una vez más, que la comunidad universitaria no se deja arrastrar por discursos de odio ni por intereses personales disfrazados de causa común. Su narrativa basada en la confrontación se estrelló frente a la muralla firme de la razón, la unidad y la madurez política de miles de universitarios que eligieron la paz y el diálogo sobre la descalificación y la mentira.
Hoy, la Universidad Autónoma de Sinaloa dio una lección de democracia interna, de civismo y de amor institucional. Las aulas, los laboratorios, las oficinas y los pasillos se llenaron de energía, de alegría y de orgullo rosalino. Fue una jornada en la que se respiró el espíritu universitario en su máxima expresión, una fiesta de participación que demuestra que la UAS está viva, que piensa, que siente y que actúa en unidad.
Este día quedará grabado como un testimonio de compromiso y esperanza. La comunidad universitaria ha hablado con fuerza y con claridad: la UAS avanza, unida, firme y de pie. Con el trabajo, el corazón y la inteligencia de su gente, la Universidad sigue siendo el faro que ilumina el desarrollo de Sinaloa, de México y de las nuevas generaciones que habrán de continuar este legado.
La historia se sigue escribiendo, y hoy, más que nunca, la Universidad Autónoma de Sinaloa demuestra que su destino se construye con unidad, compromiso y amor por la educación.
