
Jacinto Robles Salazar.
La Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) vive un momento crucial. Presionada por el entorno financiero nacional y por los desafíos estructurales que enfrentan todas las universidades públicas del país, ha lanzado un llamado a la unidad: construir un Gran Pacto Universitario por su Futuro.
En este marco, la Comunidad del Jubilado Universitario A.C. ha alzado la voz con un comunicado que no solo reafirma su compromiso histórico con la institución, sino que abre una ruta clara para blindar uno de los derechos más valiosos de la vida universitaria: la jubilación dinámica.

Los jubilados universitarios saben que este derecho no puede seguir dependiendo de coyunturas políticas, ni de decisiones administrativas que, como en el pasado, terminaron saboteando el fideicomiso que le daba soporte. Su experiencia les permite ver lo que está en juego: sin un mecanismo sólido, transparente y sostenible, la jubilación dinámica corre el riesgo de volverse inviable en el futuro.
Por eso, su propuesta central es clara y trascendente: la conformación de un fideicomiso que garantice la jubilación dinámica a las actuales y futuras generaciones de universitarios. No se trata de un capricho ni de un privilegio, sino de un instrumento probado en otras universidades del país, que ha demostrado ser el camino más responsable para dar certeza laboral y justicia social.
Este fideicomiso, subrayan los jubilados, debe ser incluyente. No solo para quienes ya cuentan con la prestación, sino también para aquellas y aquellos trabajadores universitarios que hoy no tienen acceso a ella. Porque la justicia intergeneracional exige mirar más allá del presente: lo que hoy se siembre para unos, mañana será el resguardo de todos. Así, la solidaridad se convierte en reciprocidad histórica: si hoy los jubilados velan por los intereses de los nuevos universitarios, en el futuro serán esas generaciones las que velarán por ellos.
Con esta postura, la Comunidad del Jubilado Universitario no solo defiende derechos adquiridos, sino que asume un compromiso ético con el porvenir de la UAS. Su visión es la de una institución moderna, estable y justa, capaz de planear a largo plazo y de proteger a quienes la sostienen con su trabajo.

El fideicomiso que hoy plantean debe convertirse en el eje de un nuevo consenso universitario. No como una salida de emergencia, sino como la base estructural de un modelo sostenible de jubilación, blindado frente a vaivenes políticos y manejado con transparencia.
La UAS ya avanza en un proceso de reingeniería administrativa bajo el liderazgo del rector Jesús Madueña Molina y con el acompañamiento del SUNTUAS. Pero sin un instrumento financiero que garantice la jubilación dinámica, cualquier esfuerzo estará incompleto. Porque lo que está en juego no es solo el presente de la universidad, sino la seguridad social de miles de familias que dependen de ella.
El mensaje de los jubilados es, en el fondo, una lección de madurez: no basta con reclamar derechos; hay que pensar en cómo sostenerlos en el tiempo. Y su propuesta del fideicomiso, inspirada en la experiencia nacional y construida desde la empatía, es la muestra más clara de que aún en el retiro, los universitarios jubilados siguen aportando soluciones y visión de futuro.
El pacto universitario tiene, en este punto, una brújula: la jubilación dinámica debe ser garantizada por un fideicomiso sólido, transparente e incluyente. No hacerlo sería repetir errores del pasado. Apostar por él es asegurar que la UAS siga siendo ejemplo de justicia social y movilidad educativa.
Porque el futuro de la UAS se escribe hoy. Y lo que se decida marcará la vida de generaciones enteras.